(En enero de 2011, y gracias al concurso Jóvenes periodistas del CICR, tuve la fortuna de visitar la misión del CICR en Filipinas para reportar sobre la situación de los jóvenes. Este post es parte de una serie que escribí sobre esta visita. Da click aquí para ver el resto de los posts.)
Una de mis experiencias favoritas en mi visita a la misión del CICR en Filipinas fue la visita que hicimos a beneficiarios en Maguindanao. Fuimos a ver el progreso en su jardín de vegetales, que recibe apoyo del CICR a través del programa de Seguridad alimentaria.
Me encantó esta experiencia por distintas razones: estoy obsesionada con la comida, entonces cualquier cosa relacionada con ella me emociona. Siempre quise ver directamente el trabajo ‘en el terreno’, y la verdad nada se acerca más a eso que esta visita. También fue una experiencia muy diferente para mí, pues he vivido en un ambiente urbano en México durante toda mi vida. Finalmente, todo fue tan colorido, tan bello (física y socialmente hablando), que la verdad quise compartir algunas de las fotos que saqué ahí. No había espacio para todas en mi artículo.
El tiempo era calurosísimo (vaya que pasaba los 30ºC) y húmedo. Hicimos la visita temprano en la tarde. Tuvimos que manejar un rato fuera de la carretera principal antes de llegar a este sitio bellísimo, que estaba cubierto de verde.
Empezamos a adentrarnos en este sitio, y eventualmente empezamos a ver a los residentes de esta área. Todos forman parte de una población de internamente desplazados; esto significa que tuvieron que abandonar sus hogares cuando el conflicto hizo erupción en su región, y establecieron hogares temporales aquí.
Una representante del CICR en el terreno, una mujer verdaderamente inspiradora de la región, explicó por qué estábamos ahí mientras saludábamos a todos. Es aquí que menciono que, cuando sea grande, quiero ser como Kip.
Kip, por favor nunca cambies.
La manera en que convives con las comunidades me hace sonreír cada vez que me acuerdo de esta visita.
Los residentes nos mostraron su jardín, diciéndonos qué estaban cultivando. Nos enseñaron las raíces, los productos, todo. Fueron anfitriones muy cálidos.
¿Pueden reconocer los primeros cultivos de esta temporada?
Inclusive nos dejaron catar los camotes que prepararon. Y vaya que nunca había probado un tubérculo tan delicioso en la vida (sí, inclusive en ese calor).
No pude más que voltear a mi alrededor y admirar toda la belleza que me rodeaba. Fue un privilegio estar ahí para presenciarla.
Después fuimos al espacio de juntas. Tienen un espacio designado para reunirse con los representantes de las organizaciones que les dan apoyo; ahí se lleva a cabo la planeación de proyectos, con la presencia de la comunidad.
En esta ocasión, usamos el espacio para hablar con ellos acerca de sus experiencias. En un día lleno de momentos especiales, tener la oportunidad de aprender cómo es la vida diaria para ellos fue algo fuera de serie. Y escuchar estas historias rodeada por individuos de todas las edades, y no sólo adultos, lo hizo inclusive más especial.
Algo sobre lo que nos contaron fue su jornada laboral. Creo que a muchos les sorprendería descubrir cuán ardua es la labor de estas personas, a pesar de todo el apoyo que reciben de las organizaciones.
Se levantan a las 5 AM más o menos todos los días para rezar y prepararse para el trabajo del día. Para la mayoría de la comunidad, este trabajo es agrícola; deben limpiar la tierra de impurezas que son perjudiciales para el crecimiento de las plantas.
Trabajan la tierra durante toda la mañana y en parte de la tarde hasta que se detienen para almorzar. Después del almuerzo, es hora de buscar maneras de ganar un poco de dinero; muchos salen de esta comunidad para vender bienes, o vender servicios de transporte. El día de trabajo se termina cuando regresan a casa para disfrutar un poco de tiempo antes de dormir. No hay televisión, así que se apaga la luz temprano.
Hay otros trabajos que miembros de la comunidad llevan a cabo. Una de las madres es maestra de todos los niños; recibe apoyo de una organización para educar a los niños que tuvieron que salirse de la escuela.
Después de esta conversación, fue hora de visitar la segunda comunidad…
Créditos de imágenes: © ICRC/García Montes, Mariel
El material aquí mostrado ha sido producido con la autorización del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). Sin embargo, no necesariamente refleja la posición del CICR, y el CICR no es responsable del contenido aquí mostrado.