Resumen: En otoño de 2016, me mudaré de la Ciudad de México a Boston por dos años. Estaré estudiando en el programa de mis sueños, Estudio Comparativo de Medios de Comunicación en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, y siendo asistente de investigación en Center for Civic Media. Este post eterno habla sobre la historia detrás de esta noticia y de mis conclusiones sobre ella. Luego escribí este post para dar más información que me habría gustado tener a mí antes de pasar por el proceso de postulación.
El otro día, alguien me miró a los ojos y me dijo: “Eres una de esas personas que es imposible conocer del todo”. Esto me sorprendió un poco: hablo tanto, publico tanto de mí, que siento que mi vida ya es propiedad comunal.
Y es que una no va por la vida contando su historia de vida a todxs todo el tiempo, pero vaya que yo sí he hecho exactamente eso estos días. Estos últimos dos años, de hecho. He contado esta historia decenas de veces en los últimos meses para convencer a una institución de darme una oportunidad, y después para poner en perspectiva una gran noticia personal.
Y parece un momento adecuado para contarla en internet.
La gran noticia personal comenzó a cocinarse hace diez años cuando yo tenía dieciséis y era estudiante de bachillerato. Como estaba prácticamente aislada de mis compañerxs en la escuela (y ya sabía que quería ser activista), pasaba la mayor parte de mis noches en internet. Me sentía en casa “navegando” foros de Unicef, los primeros videos de YouTube, los blogs de mis amigxs, Twitter… y, especialmente, cuando entraba a Second Life, una plataforma de realidad virtual en la que pasaba tiempo con otrxs adolescentes (y con Rafi, uno de los mentores más brillantes y generosos de la historia), y en la que era ‘voluntaria’ con Global Kids y Unicef para promover el involucramiento juvenil en temas de derechos de la niñez.
En ese entonces, MySpace ya era popular, pero básicamente nadie en mis círculos offline conocía alguno de los servicios que acabo de mencionar. El discurso sobre los nuevos medios siempre tenía connotaciones negativas: la gente siempre hablaba de cómo la internet estaba llena de pervertidos, o de qué tan violentos nos estaban haciendo los videojuegos. Así que podrán imaginar mi sorpresa al escuchar a este investigador hablar sobre el potencial (positivo) para procesos educativos.
Ahora, esto no venía de otrx adolescente. Esto venía de un hombre llamado Henry Jenkins, un investigador de medios de comunicación. Mi mamá y lxs adultxs alrededor de mí no me creían, pero tal vez le creerían a él. ¡Necesitaba saber más acerca de su trabajo! Y bueno: resultó tener un blog que yo leería religiosamente (aunque rara vez entendía, honestamente), y que había empezado este programa en MIT en el que la gente estudiaba… ¡Videojuegos! ¡Culturas del fandom! ¡Internet!
Inmediatamente me enamoré de la idea de pasar cuatro años de mi vida estudiando eso, pero no parecía algo a lo que yo pudiera aspirar, y es en parte por eso que terminé estudiando filosofía en la Universidad Nacional. (Cuatro años fantásticos que formaron mi visión del mundo como ninguna otra cosa que haya vivido yo, pero no me pregunten nada de filósofos alemanes, porque a estas alturas ya no me acuerdo ni siquiera de quién se murió cuándo.)
Pasé mis años universitarios leyendo apasionadamente sobre epistemología analítica, filosofía de la ciencia, ética… y huyendo desesperadamente de cualquier cosa relacionada con Hegel o con los posmos. Temprano encontré la manera de jugar con el sistema: logré egresar con un gran promedio, y siendo altamente ignorante de la filosofía porque pasé mi tiempo libre voluntariando y leyendo sobre tecnología y cambio social. Es ahí que mi corazón siempre había estado, y no logré incorporar ese interés a mis estudios, así que tenía que conseguir mi dosis en otro lado (aunque los proyectos de investigación online sobre filosofía medieval y renacentista de Ernesto eran raros y me daban un respiro).
Conforme se acercaba el fin de mis estudios, me empecé a preocupar por la “pobre” decisión que había tomado: nadie me contrataría para hacer cualquier cosa relacionada con el cambio social y la tecnología con mi título de filosofía. Necesitaba solucionar eso. En este punto, mi breve pero intensa pasantía en Berkman Center for Internet and Society me ayudó a consolidar en proyectos de investigación y docencia reales las habilidades que había formado a través de mis distintos voluntariados. Me gusta bromear con el hecho de que mis días más felices fueron cuando me pagaban por hacer investigación sobre memes, pero la verdad es que no ha pasado un día desde entonces sin que yo use algo que Sandra me haya enseñado.
Después de la universidad, de Berkman, regresé a México y sentía como si estuviera empezando desde cero. Excepto que nunca empiezas desde cero; no por mérito personal, sino por las experiencias y relaciones que otrxs traen a tu vida. Ese año conocí a dos personas que fueron cruciales para que yo pudiera permanecer en ese camino: Luisa, quien me ofreció mi primer trabajo pagado en México, y quien me guió en mi aprendizaje sobre los retos de la comunicación para el activismo en México; y Juan Manuel, quien me abrió las puertas a su organización y a decenas de otras. Cuando concluí mi trabajo en ambas organizaciones, el número de proyectos en los que había participado oficialmente había superado los 100, y yo tenía un mapeo claro del ecosistema de TIC para el cambio en México y América Latina.
Una combinación de autoconocimiento, entendimiento más sistémico y matizado del activismo, y una visión más madura de las discusiones sobre tecnología y sociedad me ayudaron a encontrar el problema que más me mueve: la falta de instituciones progresistas que trabajen en temas de juventudes y tecnología a nivel nacional en México. Por ejemplo: los defensores de la seguridad de los jóvenes comparten mesa con fiscales del Estado, y ninguna de las organizaciones juveniles identifica el trabajo de new media literacies como parte central de su agenda. Como resultado, se logra pasar leyes criminalizando el contenido sexual generado por jóvenes, y todavía no hay fuentes sólidas de capacitación para lxs educadorxs que quieren llevar las TIC al salón de clases.
Esto encaja en una discusión más amplia sobre la relación entre tecnología y sociedad: una discusión que quiero ayudar a avanzar en mi región.
Estos intereses me llevaron al equipo de Unicef, donde regresé a mis orígenes: comencé a coordinar la plataforma en español de Voices of Youth, el sitio de Unicef donde pasé gran parte de mi adolescencia. También son la razón por la que invertí mi alma entera en un proceso de postulación al posgrado dos veces: ahora tengo una visión más clara del cambio que quiero construir, y sé que no lograré hacerlo sola. Es hora de encontrar herramientas y aliadxs, así como aprender de quienes han recorrido este camino antes… y siempre he sabido qué dirección postal parece ser el lugar adecuado para esto.
Tal vez por las razones incorrectas, sí, pues ya ni me gustan los videojuegos; pero lo he sabido durante una década, y por fin se materializará. Así que hoy estoy cerrando proyectos, abrazando a familiares y amigxs todos los días, y comiendo tantas piñas, nopales y papitas picantes es humanamente posible… y luego me regresaré a Boston en otoño.
Ahora que se ha disipado el misterio alrededor de lo que ha pasado en mi vida durante la última década, probablemente pueden ver lo promedio que ha sido todo (para alguien con el nivel de privilegio que tengo yo). Es Una Historia Más de personas que medio saben qué quieren, medio recorren distintos lugares, y simplemente tienen suficiente suerte para continuar haciéndolo. Así que podemos ahora enfocarnos en lo que es, en mi opinión, la enseñanza de la historia:
No me aceptaron por mi experiencia; me aceptaron por ser nodo en una red solidaria de gente brillante y generosa que estuvo dispuesta a invertir mucho en mi postulación. Y esto es algo que siempre agradeceré, y que nunca daré por sentado.
Me aceptaron porque Miguel me enseñó mate, Gabriel y Aliosha se sentaron a calmarme antes de que tomara el GRE, y Ana Gabriela y Olga me dieron tips que fueron cruciales el día del examen.
Por la chica amable que me reservó el último lugar para hacer el IELTS en Torreón, la última sede disponible, aunque yo no tenía dinero para pagarle ese mismo día.
Porque Rafi pasó horas leyendo mi carta de postulación el 31 de diciembre y el 1 de enero, y mentoreándome para fortalecerlo.
Porque Dixiana, Becki, Anca, Erika, Eliud y Simon me hicieron kilos de corrección de estilo.
Porque Luisa, Ernesto, Juan C, Sandra, Kate, Erika, Nathaniel y Carla le restaron horas a sus días ocupados, sin mucha anticipación, para escribirme cartas de recomendación, algunas tan generosas y genuinas que hoy todavía me hacen llorar.
Porque Mago, Fabrizio, Mor, Juan O, Sandra, Alejandro, Erik, Andres, David W, Eduardo y David S me aportaron visiones únicas que enriquecieron muchísimo mis postulaciones.
Porque Javiera, Silvana y Anca donaron horas de sus vidas para ayudarme a tener escritos académicos que no fueran terribles.
Porque Sasha ha encontrado siempre tiempo para acompañarme académicamente en la incidencia, y ahora me dio el beneficio de la duda y me aceptó como estudiante.
Porque cientos de personas han hecho espacio para mí en sus proyectos, y porque mi familia nunca me ha juzgado por no estar ahí para ellas todas las veces que he trabajado tarde y en fines de semana para lograrlo.
Porque más amigxs de lxs que puedo mencionar aquí me han aguantado a lo largo de todas mis quejas sobre el proceso, y me han abrazado cada vez que lloriqueo y repito por enésima vez que me habría gustado saber antes que todo esto sería una montaña rusa de emociones.
Porque, si Henry no se hubiera tomado el tiempo para hablar de su trabajo en Second Life ese día, y Stephen no me hubiera llevado al Media Lab ese día, y Andrés no me hubiera dicho ese día que tenían un programa de maestría con becas, nunca habría postulado.
No sé cómo será mi vida en diez años, pero sé que, con la gente brillante y generosa que me rodea, tengo buen chance para hacer el cambio que quiero ver en México y América Latina. Y bueno: tal vez habrá partes aleatorias de mí que sigan sorprendiendo a lxs amigxs que me han conocido de toda la vida, pero sospecho que mi historia no será muy diferente que digamos.
Y es que seré sincera: hoy estoy tan emocionada y agradecida por esto como lo estaba hace diez años. Y tengo la sensación de que eso no cambiará pronto.
(Unos meses después de publicar este post, continué reflexionando en este otro para compartir las cosas que nadie me dijo antes de postular a un posgrado en el extranjero…)
Hola Mariel!,
te encontré por medio de los profiles de Comparative Media Studies Graduates de MIT, y me dio mucho gusto ver a una mexicana (yo también soy de México). Leí varios de tus posts entre los cuales leí tu proceso de aplicación para grad school. Yo justo estoy en ese proceso y me gustaría que me platicaras un poco más del programa de MIT y las clases, para ver si es lo que estoy buscando. Yo estudié Comunicación en la Ibero y estoy a punto de tomar el GRE (11 agosto) para hacer las aplicaciones en septiembre-diciembre. También me gustaría que me pudieras dar tips para el GRE y si sabes que scores piden para el programa de MIT. Saludos y mil gracias.